En este libro, a tres chicos, Adrián, Borja y Claudio se les ocurre que podían grabar con su móvil una broma y colgarla por internet. Como estaban beodos no se les ocurre nada mejor que tirar unos pedruscos por la carretera con la suficiente antelación como para que los coches la vieran y la esquivaran. Uno de los coches no sorteó bien la piedra con la mala suerte de que tuvo un accidente. Los tres huyen por si viene la policía y se van a sus casas. Todo se complica cuando Adrián se entera de que el coche accidentado lo conducían los padres de su novia Nuria. Él sólo sufrió lesiones leves, pero su madre estaba muy grave. Se crea una situación muy tensa porque Adrián no quería descubrirse, pero tenía que estar junto a Nuria. Al final no lo aguanta más y le cuenta todo lo sucedido a su familia. Todos deciden encubrirlo, y, si es necesario culpar a sus amigos. Su hermana no está de acuerdo con esta decisión porque creía en la justicia, pero también quería a Adrián. Decide llamar a Nuria para contárselo todo... Y ahí acaba el libro. Te deja total libertad para imaginarte lo que pasará. Me ha gustado mucho el libro porque encierra una intriga que te deja los pelos de punta.
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