Marcial era un hombre que se pasaba prácticamente todo el día en la taberna. Tenía mucha afición a la bebida. Cada día iba perdiendo una pequeña parte de sí mismo. Un día la mano, por dejársela olvidada en la tasca, otro día la risa, y otro, la piel, por tomar demasiado el sol en vez de trabajar. Al principio no le parece grave, pero poco a poco se pone cada vez peor y toma conciencia de su situación. Decide arreglarlo todo para dejar de ser el monstruo en el que se había convertido.
Me gustó el libro porque al principio Marcial no era un hombre responsable, pero al final se da cuenta de que eso no podía seguir así y lo arregla.