En esta ocasión Erreá, un antiguo conocido de Flanagan necesita ayuda porque le persiguen dos camellos. Erreá se esconde en el barrio de Flanagan mientras él intenta averiguar más sobre el asunto. Al final los descubren y Flanagan se ve forzado a ir con Erreá, Nines y María Gual a Sant Pau del Port de vacaciones para estar protegidos. Pero allí también llegan los dos camellos y van a un barco para que no los atrapen. En el velero están escondidos sus perseguidores y disparan contra Erreá. Éste cae al suelo y Flanagan vuelve a a tierra nadando. Se da cuenta de que todo ha sido una broma, pero se encuentra con los amigos de Erreá y éstos le dicen que el barco estaba en llamas y no sabían nada de él. Flanagan decide investigar cuando los padres de Erreá reciben una llamada telefónica en la que les dicen que tienen a su hijo pero que si no les dan cien millones de pesetas no se lo entregarán. Flanagan descubre toda la treta y recupera las cien millones para dárselas a los padres de Erreá. Le hacen una fiesta en la que Flanagan se venga por la broma: les echa un laxante en la sangría y después los deja encerrados en el ascensor. Me ha gustado mucho porque, aparte de que los libros de Flanagan me encantan, me pareció muy bien que, después de la broma que le gastaron, Flanagan supo darles la mano y volver a ser amigos.
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